El Metal, paradigma de género del rock que nunca muere y al que se van añadiendo nuevas variantes con cada nueva generación. Hace más de 25 años todos (salvo cuatro raracos de campeonato) éramos heavies. Desde entonces lo tengo un poco más abandonadillo que otra cosa, pero siempre viene bien un repaso y que alguien nos ilustre sobre los nuevos géneros que han ido llegando. En tres minutos este buen hombre nos da un paseo por muchos de ellos. Bueno, bastantes. Porque hay más. Aunque no todos son claramente distinguibles unos de otros.
Si este tio hubiera nacido 20 años antes todos sabríamos su nombre, vida y milagros. Ahora seguramente es un chaval rarete que se pasa la vida metido en su habitación tocando la guitarra. Un arcaísmo.
No has visto a los “nuevos jebis”, que escuchan refritos acaramelados de los clásicos (en su gran mayoría), y que el coeficiente intelectual es inversamente proporcianal a escasa la variedad de música que consumen.
Por algo ya la gente no es Jebi. Como decía un amigo, “se han casado de penalti, cortado las greñas y están trabajando en cualquier fábrica de mierda para pagar la hipoteca, el coche y el colegio privado de los niños”.
Hacerse jebi siempre fue superfácil, por eso casi todos los chavales de los 80 lo fuimos de una u otra manera. Ser jebi tampoco era precisamente algo extremo (salvo cuatro talibanes que son la excepción) y hasta había líneas de negociación capilar e incluso de indumentaria que nos pasabamos unos a otros que eran bastante asumibles para casi cualquier madre. Casi.
Los de ahora ya no sé cómo las gastan. Sus bares me suelen dar un poco de repelús porque la música a) no me suele gustar y b) está altísima y yo a los bares voy a beber y a hablar, no a ponerme en trance como un derviche. Sí que me llegan cosas de estas que hace ahora como Apocalyptica, en plan violines para versionearlo todo. Pero lo que me gusta de los jebis es que se lo creen, se lo toman muy en serio. También es lo que no me gusta, que de tanto tomarse así mismos en serio tienen sentido del humor para todo menos para el jebi y no le encuentran la gracia al hecho de que bastantes miembros de su tribu van por la calle vestidos como mamarrachos.