Eres bueno en lo que haces y estás con gente que es igual o mejor. Un día sales al campo (o al ruedo, o a donde coño te toque salir a hacer lo que tienes que hacer) y te encuentras unos notas como estos. La madre que los parió.
Vamos, como para decir:
Leónidas. Chs. Leónidas. Oye, qué te iba a decir. Te lo llevas a un aparte para que no te oigan los neocelandeses y sigues: Oye, que a estos no les digas eso de... vamos, que no empieces con lo de... coño Leónidas, lo de que si tú eres tornero fresador, tú arriero y tú pastor. Con estos déjate de hostias que nos untan. Y míranos, llevamos falditas. Y ahora mírales a ellos.
Nah, ningún miedo.
Esos te les subes en la espalda y no te alcanzan. 😛