Mikulov

El índice del viaje está aquí.

Más información sobre Mikulov/Nikolsburg en Wikipedia y en la web del pueblo.

La primera cena en Mikulov fue brutal. También aquí tuvimos unas cuantas cosas que aprender, como al llegar a Eslovaquia, pero del mismo modo que tanto en Bratislava como en sitios más pequeños la mayoría de la gente a la que preguntábamos en nuestra interlingua (nuestro inglés, 10 palabras de alemán, cinco mal dichas en eslovaco) ponían bastante de su parte nos encontramos con que en Chequia la cosa es muy diferente. Si no sabes checo ni alemán parece que tienes que renunciar a la comunicación. Ya en Brno vimos que la cosa había cambiado mucho, pero lo achacamos a la gran ciudad. Los cojones, que dicen. Incluso en un sitio como Mikulov, que vive en gran medida del turismo, y tratando con hosteleros con frecuencia dábamos con una pared de ladrillos. Amables, correctos, asépticos casi, muy distantes, y seguramente hasta los mismísimos de los turistas. Te saco la pasta pero no me des guerra, coño, que sois todos iguales. Lo que dedujimos de su distancia es que vivir tan cerca de Austria (a tiro de piedra, y no es una figura literaria) hace que sean más alemanes que los alemanes. Digo yo, vamos. Aunque por lo que he podido saber no es que los alemanes (y austriacos) sean su plato de gusto, pero el caso es que el turismo que tienen en esa zona es casi totalmente nacional (checo) o germano, y turismo tienen un montón -aunque sea de paso-. Creo que ninguna de esas circunstancias hizo nada bueno porque nos recibieran como anhelados visitantes foráneos.

Bueno, el caso es que la primera cena fue brutal y a pesar de cómo me puse de comer y de beber me salió esta foto.

El castillo que domina el pueblo fue propiedad de la familia Dietrichstein y de la familia Lichtenstein desde 1275 hasta 1945, momento en el que una vez recogido todo lo de valor salieron zumbando del pueblo (incendiado por los alemanes en su retirada) antes de la llegada de los rusos el 22 de abril de 1945. Los Lichtenstein eran los dueños también de toda la zona y de ahí los castillos de Lednice, Valtice y todo el espacio que hay entre ellos, llenos de obras que levantaron para su recreo, recordar a su noble parentela o interconectar unas obras con otras. De los Drichtenstein también hay bastante que contar relacionado con nuestra visita a Mikulov, pero no nos precipitemos.

El castillo está casi reconstruido. La devastación producida por el incendio (seguramente para evitar dejarle algo tan enorme y robusto a los conquistadores soviéticos) hizo que hoy dia sigan los trabajos de reconstrucción. El interior es una pálida sombra de lo que fue, pero estamos hablando de palacios de una de las familias más ricas de aquél momento. Hoy dia lo están dejando apañao, pero ni comparación con lo que debió ser.

El castillo en parte está excavado en la roca viva. Incluso muy dentro del castillo (con gigantescos pozos enrejados del siglo XIII), estatuas por todas partes y rastros de un lujo inmenso la roca aparece.

Hasta para hacer algo con ladrillos tenían que demostrar que ellos podían más.

Una de mis fotos favoritas del viaje. Un sitio lleno de edificios, estatuas, jardines y hermosura por donde tú quieras y esto es lo que me salió con el móvil.

Hay una casa en la plaza que es única en su entorno. Esta:

Delante mismo de la casa hay una columna de la peste.

En Mikulov organizan diversos encuentros de artistas checos y de otros paises. Una de las consecuencias de esto es que parte de lo que hacen se queda.

Un artista afincado en el pueblo tiene esto sobre su tejado.

Y hablando de artistas. Vi esto y dije “Madre mía, a estos es que ya se les sale el arte por las orejas“. Esto es un ventanuco en la base del castillo.

Esta placa fue puesta por los últimos dueños del castillo en homenaje a alguno de sus antepasados (por lo visto estos fabricaban señores de Nikolsburg, obispos, cardenales y demás). En la placa se advierten marcas de vandalismo (hablo de la piedra, las pintadas son de los trogloditas habituales) que solo se pueden explicar en un país como este por la entrada de miles de soldados soviéticos desaforados que fueron dejando su huella en todo lo que hay a la vista en el pueblo. Estatuas, muros, cuadros, espejos, etc.

Incluso con unas normas urbanísticas draconianas como seguro que tienen se pueden hacer cositas tan bonitas como esta en los tejados.

Nos dimos una vuelta por un parque en el que había unos monumentos un tanto extraños. Más tarde nos enteramos de que en tiempos la comunidad judía de Nikolsburg (el equivalente de Mikulov en alemán) era muy grande, tanto que el cementario judío tenía dentro de él un apartado para los ladinos. Hoy ese apartado es un parque.

El dia de los muertos

Hubo un dia que, sin pensarlo previamente, dedicamos a visitar muertos. La primera parada fue un sitio que un ricachón de la familia Drichtenstein decidió convertir de iglesia de santa ana destruida en un incendio a tumba de todos los señores de Nikolsburg (osea, su familia), sus viudas e hijos en un lateral de la plaza del pueblo. Este señor no se quedó ahí, en el patio del sitio este hay una estatua suya en mármol que por cierto es impresionante. Debido a una de las estatuas que tiene sobre la fachada yo la llamaba nuestra señora de eso cuen-no, porque parecía un fan de O’Funk’illo en piedra.

Si no me cree usted no tiene más que ver estas fotos.

El caso es que dimos con el momento de ir a visitar la tumba de los Drichtenstein. La explicación del lugar era en checo pero nos dieron un papelito en inglés (que luego hay que devolver) para que nos enteráramos un poco de fiesta. El sitio es un panteón en el sentido literal, con unos cuantos detalles de un lujo apabullante, pero tiene dos cosas muy singulares. La primera es la muchacha que lo enseña. En todo Mikulov vimos que ahí quien trabaja en esas cosas es probablemente estudiante y lo lleva no del todo mal. Esta muchacha estaba bastante inquieta, hablaba mirando al suelo y en algún momento me pareció que rebuscando en los bolsillos sacaba pañuelos de papel y pastillas de colores. Cuando llegamos a la primera de dos galerías donde están alineados los ataudes de los inquilinos del panteón (una sucesión de lujosas cajas metálicas que contienen ataudes) empezamos a entender el transtorno de esta mujer. Al llegar a la segunda (con más de 30) vimos que más de una de esas cajas está forzada, incluso se ve la pared de atrás por los huecos y la sala entera huele a una mezcla de ropa vieja, humedad, aire viciadísimo y yo creo que a muerto amojamado. Digo yo que si los muertos huelen -aunque sean muertos nobles y del siglo XVII) muchos nobles muertos huelen mucho. Subimos a lo alto del edificio (a los pies y espaldas de la estatua de Ntra Sra de Eso-cuen-no, para más señas) pero ahí ya teníamos el cuerpo bien revuelto. La guía nos dijo que si queríamos podíamos bajarnos, cosa que hicimos en tropel.

Por la tarde y una vez repuestos de haber respirado a los Drichtenstein (aunque costará olvidar el embolao en el que nos metimos, la verdad) nos fuimos al cementerio judío.

Para hacernos una idea de lo que era y lo que fue tenemos estas dos fotos.

Esta es una foto del barrio judío cuando seguía siéndolo.

Esta es de cuando el cementerio judío era como todos los demás. Con un cierto trajín, gente que entra, gente que sale, mantenimiento, visitas. Lo que es un cementerio.

Bueno, hoy dia, tras la deportación y asesinato de la mayoría de los judíos de Nikolsburg y 60 años de negación de su destino por ser judíos y no por ser checos-no-nazis el cementerio es esto:

La visita fue -como todas- en checho pero dado que la guía hablaba inglés a velocidades silíceas (osea, igual que el checo, una exageración de muchacha) aquí sí que nos enteramos de muchas cosas. Hay más de 4.000 lápidas. muchas de los siglos XVI, XVII y XVIII. En la colina de los rabinos -que visitamos- están enterrados un montón de rabinos que en su momento eran los que representaban la cabeza de la sociedad judía de toda Moravia. Aprendimos un montón de cosas de los ritos funerarios judíos de las que yo al menos no tenía ni idea.

  • Con el paso del tiempo iban superponiendo los enterramientos en capas, poniendo lápidas antiguas a modo de dique para contener el terreno. En la zona de los niños hay hasta cinco capas superpuestas.
  • La lápida va a los pies, no a la cabeza como nosotros.
  • Las visitas ponen piedras sobre las lápidas, no flores. Cuando estuve en Mauthausen (y sus mataderos cercanos) ví que en los monumentos la gente había ido poniendo piedrecitas de la cantera. En el monumento de los judíos había muchas más, pero en todos ellos hay piedras. Al entrar al cementerio nos dieron una pequeña explicación y vi en las paredes diversas fotos (por ejemplo las dos en b/n que ilustran esta entrada) y una de la ceremonia de homenaje a los judíos húngaros asesinados el 22 de abril de 1945, justo antes de que los nazis abandonaran el pueblo. Cuando la guía dio por acabada la visita le pregunté por el lugar donde están enterrados esos judíos y me dijo que al fondo del cementerio, lejos. Ella se fue a recoger a otra visita y nosotros fuimos hasta la placa conmemorativa a dejar la piedra que había recogido antes de entrar y pudimos aprovechar para hacer las fotos que hay aquí.

Esta lápida tiene bastante historia. Hay diversas teorías. Una dice que estaban tallando la inscripción cuando resultó que el artesano había metido la pata. El muerto todavía no se había muerto y el tallista ya había escrito el final, cuando en hebreo se escribe y se lee de derecha a izquierda. Otra teoría dice que dadas las fechas el cantero no quiso tallar en hebreo y menos para un judío: para finales de 1938 Bohemia y Moravia se habían convertido en territorio alemán y los judíos estaban siendo obligados a abandonar Nikolsburg. En la sinagoga hay una foto de Hitler frente a la casa grafito (esa en b/n que hay en la plaza) osea que mucho antes de que empezara la guerra no había ya judios en Nikolsburg.

El pequeño cementerio de los judíos muertos en la primera guerra mundial. Los árboles han crecido desde que en 1947 los comunistas llegaron al poder y se dejó de cuidar el cementerio.

Es triste recordar que los judíos, siempre extraños en todas las comunidades europeas, parecían tener siempre algo que demostrar, así que su número en la tropa voluntaria era más elevado porcentualmente que el de otras confesiones, el número de condecoraciones era superior y de hecho muchos judíos y sus familias se salvaron de la deportación durante un breve plazo de tiempo por ser portadores de la cruz de hierro de la primera guerra mundial. Aun y todo no se salvaron por ello y hay testimonios de guardias de Treblinka que aseguran haber “liquidado” transportes enteros de judíos compuestos por veteranos del ejército alemán de la primera guerra mundial poseedores todos de la cruz de hierro de primera y segunda clase.

Para reforzar los caminos y preparar terreno para enterrar a más gente solían usar las lápidas más antiguas. Estas, casi a la entrada, pueden datar tranquilamente del XVII o XVIII.

Superada con éxito la prueba del dia de los muertos fuimos a dar una vuelta a Valtice. De todos modos, yendo y viniendo aún hice alguna foto por el pueblo. Turista japonés hasta el final, sí señora.

Esta es una iglesia que a mí me parece bonita pero que además no pega nada con las que hay por el pueblo. Es posible que sucediera como en Banská Štiavnica, que los alemanes (de confesión protestante) tenían su propia iglesia, distinta de las del pueblo en todos los sentidos y algo apartada del centro del pueblo.

Esta iglesia, además, justo delante tiene un local de strip stease, nada menos que el Casanova. Bueno, creo que es algo más que un sitio donde las chicas se quitan la ropa. Pero mi pregunta es: tal y como me pareció ¿serán tan sosainas que no hagan coñas ni con eso? Preguntaré.

Me gustan a mí los tejados que hacen en esa parte del mundo, así como con el flequillo cortado recto. En Mikulov vimos un edificio de viviendas (que es tan feo como cualquier otro en cualquier otra ciudad) pero con ese tejado tiene su aquél.

Vimos un par de casas bastante notables y eso en lo que es el centro histórico de Mikulov está reñido.

Esta:

y este taller mecánico.

Tras dar unas cuantas vueltas (pero unas cuantas) encontré la estatua del soldado del ejército rojo que andaba buscando. La de este pueblo es del estilo “heróico paladín y niñita con ramo“. La mirada del paladín no tiene desperdicio.

Me llamaron la atención los nombres de la placa. Seguramente hijos del pueblo muertos en el bando victorioso. Hay apellidos eslavos, alemanes y judíos. La muerte, que une mucho a los pueblos.

Esta es la estación de Mikulov, tan coqueta.

El índice del viaje está aquí.

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2 Responses to Mikulov

  1. Lichtenstein says:

    Muchas gracias por visitar a mis parientes.Ayer estuve en una reunión con ellos en el más allá y agradecieron mucho vuestra presencia.

  2. Bixen says:

    Pues corre a decirle a los del más allá que ventilen las estancias de los del más acá que desde que son presencias extracorpóreas no son conscientes de lo mal que huelen, coño.

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