De vez en cuando escucho esa expresión. Seguro que la uso, aunque ahora mismo no caigo en la última vez, si la hubo, la verdad. Me bajé el episodio piloto de una serie titulada $#*! My Dad Says. Como en EEUU tienen esas leyes tan restrictivas sobre lo que no se puede decir en la tele ponen $#*! para no decir mierda. Aquí no podemos cocinar un pequeño ídolo que representa a un hombre clavado a una cruz para su tormento, no nos las demos de modernos.
Pero bueno, a lo que estamos. El origen de la serie me dejó alucinado. Justin Halpern, un escritor de 30 años que, por circunstancias de la vida tiene que volver a casa de su padre (con su padre). Su señor padre es un médico que sirvió en la marina y del que toda la familia (hermanos, primos, etc) recuerda frases, dichos, reflexiones y consejos. Un disparate de hombre, vamos. A primeros de agosto de 2009 Justin Halpern creó una cuenta de Twitter llamada @shitmydadsays donde iba contando las cosas que dice su padre. A mediados de mes tenía 100.000 seguidores. En noviembre tenía un contrato de publicación con Harper Collins y en noviembre un contrato de televisión con la Warner Bros. En mayo de 2010 su Twitter tenía 1.300.000 seguidores.
Por si no había captado mi atención totalmente resulta que el papel del padre lo interpreta nada menos que William Shatner (del que ya hablamos hace muy poco en este mismo sitio).
El capítulo era flojillo. Igual es que hacía tiempo que no veía una serie de esas con risas enlatadas y ahora me dan para atrás tanto que no puedo evitar ser demasiado consciente de ellas. Espero que enderecen un poco la cosa, porque material hay, actores seguro que también (y si no se traen otros, pero William Shatner se los puede comer también, como parece haber hecho antes de empezar a rodar, madre mía qué tolva tiene el pollo).
Hace pocos años trabajé en un sitio que daba para hacer varias series. Una troncal y luego varios spin-off. De alguno de ellos seguro que se podían hacer varias temporadas. Algunos currelas del lugar hicieron un blog, yo creo que porque cuando el resto de sus compañeros (cuando digo compañeros me refiero a gente que trabaja en la misma empresa y en la misma sala, no quiero dar a entender que haya entre ellos esa relación que se sobreentiende cuando se dice compañeros) les decía sois la hostia ellos se lo creyeron y además creyeron que se lo decían para bien. Bueno, el blog es espantoso y por suerte murió a los pocos posts.
Le mandé toda esta historia (el Twitter, el libro, la serie…) a uno de los pocos que siguen en aquella empresa y aquella sala y mantiene un cierto contacto conmigo.
No me ha dicho ni que sí ni que no. Vamos, que no me ha dicho nada. No sé. Hacen falta tantas cosas para que pase algo.
No se de que esta hablando, pero si sale algo de mi persona quiero cobrar derechos de imagen.
Peroperopero… ¿Algo? ¿Tú no te imaginas una serie de esas de oficina que se llame “Morir en vida“?
Pero mucho antes de la serie hay material para muchísimos tweets muy buenos. Muchísimos. Tiene dientes el que no puede comer, como siempre.