He estado unos dias en Tarancón, que es una ciudad de 15.000 habitantes situada en Cuenca. No reírsen tanto que Bilbo es mucho Bilbo pero es una villa. Pues eso. Los naturales del lugar, cuando hablamos con forasteros y estamos lejos del lugar (esto a mí me pasa bastante, claro), lo llamamos Tarancón-Cuenca, como si hubiera más.
A lo que voy.
Entre las cosas (muchísmas, pero muchísmas) que me han llamado la atención está la fuerza que han cogido las minorías étnicas. Una de las más sorprendentes es la minoría vasca. En Tarancón. Y vascoparlante para más bemoles. Veamos por ejemplo este cartel anunciando las rebajas de enero que hay en un comercio en la principal arteria de la ciudad, la calle Miguel de Cervantes (lo que era la carretera de toda la puta vida cuando no había circunvalaciones y las carreteras atravesaban todo):
Hala. Beherapenak. En Tarancón. En Tarancón-Cuenca. Pero no se vayan todavía que aún hay más. Una peña del Athletic de Bilbao:
Como es lógico, allá donde hay vascos hay vascos cabreados. En la parte trasera del Casino Nuevo (hay otro, el Casino La Unión) encontré esta pintada:
Como vemos no solo están cabreados, sino que tienen un conocimiento bastante notable de los grupos de hardcore-punk de los 90 de la zona del Duranguesado. No está mal para ser la marca entre La Alcarria y La Mancha. Nada mal.
Pero no. Todo esto son casualidades y fotos elegidas con mala leche. Todas de Tarancón, eso sí. En el colegio donde estudié unos cuantos años de mi infancia hay matriculados estudiantes de 19 nacionalidades. Eso sí que no está mal para el sitio que es. Dos tardes a la semana tienen una profesora que da clases de cultura rumana para que la chavalería no se desarraigue totalmente, porque muchos de ellos han nacido ya en España y allí son españoles, pero en Tarancón seguro que son rumanos. El fraile que me paseó un poco por el colegio me contó que en la pasada Pascua Ortodoxa se juntaron 3.000 en la iglesia que les han dejado. De esos 2.500 viven y trabajan en el pueblo y el resto están repartidos por la comarca. 3.000. En un pueblo de 15.000 habitantes. El fraile me dijo también que en la Pascua Católica no juntaron 3.000 ni sumando los fieles de todos los templos católicos del pueblo. No los juntamos nosotros ni borrachos, dijo el fraile, franciscanamente. Dice el dicho que:
“ En Barajas pepinos; / en Belinchón, sal; / y en Tarancón borrachos / nunca faltarán“, así que lo de ni borrachos tiene retranca, es decir, que tiene más o menos mala hostia, es en serio y es en broma al mismo tiempo. El fraile no es del pueblo, pero en 20 años se aprende mucho, claro que sí.
Hablando de mala hostia, en serio y en broma no sé muy bien cómo catalogar este cartel que lleva al menos un par de años en uno de los pocos comercios de la calle Zapatería que quedan abiertos.
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Parece ser que ese mogollón de rumanos que hay en Tarancón provienen casi en su totalidad de Transilvania. Una cosa curiosa es que se puede uno montar en un autobús en Tarancón-Cuenca y bajarse en uno de los sitios donde pensaba haber pasado unos días cerca de la Nochevieja si no hubiera tenido que trabajar: Târgu Mureş. Qué cosas.
Para finalizar esta crónica multicultural muestro aquí un cartel de varios m2 que hay en la estación de autobuses.
Si les pides lo que ofrecen te hacen precio y lo mismo te dan un premio porque te lo has currao.
Claramente, “pollas” para cumpleaños. Tan verosimil como “pollos” para despedidas.
Ah, no, espera. Que hay fotos de pollos.
En las puertas (dobles) había todo tipo de anuncios tamaño DIN-A4 y hechos con el Word de gente ofreciéndose para cuidar mayores, para trabajos del hogar, para albañilería y entre ellos había otro en el mismo formato, tamaño y yo no sé si autoría pero firmado por la gerencia del bar invitando a sus clientes y amigos a una fiesta para celebrar el 12 de octubre -atención- Día de la Raza. No me atreví a fotografiarlo no me fuera a pasar algo justo cuando ya me estaba yendo del lugar.
Solo una pregunta, lo de poner en negrita alguna que otra letra, que hace que los lectores que se acercan al texto, desistan por lo molestísimo que es ¿es intencionado?
Pues no. no es intencionado. El Theme que uso en WordPress ni está hecho en castellano ni tiene muy en cuenta la codificación ISO-8859-1, que es lo que nos permite pintar eñes, vocales con tilde, los signos de interrogación y exclamación de apertura y esas cositas singulares del cervantino.
Pero bueno, aparte de una cosa un poco rara nadie me ha dicho nunca que sea “molestísimo” y haga a la gente desistir. La gente desiste de leerse esto porque no le interesa. ¿Tanto te interesa a ti? ¿Y de verdad es tan molesto? ¿Sueles colocar el cuello de la camisa a tus semejantes? ¿pasas 24 minutos colocando los cubiertos antes de comer? ¿lustras tus gafas y las de los demás?