No es que no se valore lo que se hace bien, no. Es que ya da igual todo. Ya lo decía hace poco por aquí. Supongo que en mi línea de perez-revertización rampante, el otro día tuve otra experiencia muy reveladora.
A muy pocos metros de mi casa había una frutería de esas que han brotado como champiñones ocupando los huecos donde, por ejemplo, antes había inmobiliarias, el hongo anterior. Casi toda la fruta es de importación y todo el año hay de todo (lo se porque ahora como kiwis todo el año) pero en esta había unas cuantas cosas muy atractivas:
- Incluso los kiwis en cuya etiqueta ponía que venían de Francia, (Aulesti sí, excelentes, Italia también, pero ¿Francia?), estaban bastante bien. Estaban de puta madre, de hecho.
- la fruta estaba para comer hoy, mañana, o pasado como mucho. Nada de trozos de corchopan cortados de la mata dos o tres semanas antes de lo debido.
- La tienda la llevaba un matrimonio argentino, majísimos los dos. Nunca coincidían, pero tanto él como ella siempre amables, siempre solícitos y eso en una tienda donde te sirves tú mismo y que estaba abierta casi con horario chino tiene su mérito.
Pero sobre todo
Un sitio, en resumidas cuentas, donde daba gusto ir a gastarse la pastaza que ahora cuesta la fruta.
Total, voy el otro día a por suministros y la tienda cerrada. Pero no cerrada, de a puerta cerrada. Dentro del local no había ni muebles. Limpia. Monda y lironda. Le pregunté a la de la bisutería de al lado, que estaba de palique en la puerta con una amiga.
– ¿Han cerrado la tienda? ¿Así, de sopetón?
– El sábado.
Y ya. Esa es la explicación. Cerraron el sábado. Apuraron el mes todo lo que pudieron y probablemente se dejaron dos días por si las moscas por si no les daba tiempo a dejarlo todo bien limpio y listo para que el próximo desgraciao que quiera meterse en un alquiler en la calle Francia (calle que forma parte de lo que se conoce como el puto centro) pueda empezar el día 1 o incluso el día antes.
Una pena.
Total, que yo tenía que comprar suministros de todas formas. Crucé la calle y me fui a otra frutería similar, reciente, abierta sobre el cadáver de otra inmobiliaria, autoservicio, abierta de 09am a 09pm.
Me llevé un paquete de ajos de procedencia ignota (pero con etiqueta en 8 idiomas, uno de ellos -albricias- el euskara) por el que me soplaron casi, casi 3 eurazos y que fue a la basura media hora más tarde porque el diente que no está podrido sabe a bodega y el que no está germinado. Podía haber reclamado, pero la que atiende en la frutería ni hace los pedidos, ni sabe de fruta, ni de ajos, ni de tiempos, ni de nada porque igual la semana que viene no está ahí.
No ha hecho falta un cataclismo que nos ponga en una situación como la de Mad Max, o The Road. Igual que durante años hemos tenido un conflicto de esos de lo de baja intensidad también tenemos un marica el último de baja intensidad. La gente no anda timándose en las esquinas descaradamente, pero casi.