Cada cierto tiempo hago un llamamiento (una arenga, que dice mi amigo Paco) a los miembros de la lista de correo del Spanish FreeBSD Documentation Project para volver al trabajo. Somos cientos de millones de hablantes de castellano y sus variantes y en muchas ocasiones parece mentira. Los ejemplos se amontonan; Wikipedia es el más visible, pero los proyectos de documentación de sistemas operativos libres no tienen precisamente exceso de voluntarios para traducir la ingente cantidad de material disponible en inglés. Seguimos siendo una comunidad no muy penetrada por el conocimiento ni medio funcional del inglés y sin embargo el montón de gente que lo habla con soltura sigue sin animarse a traducir o ayudar a traducir esa documentación que si existe no se lee acaso porque está en inglés.
Esta es más o menos la arenga que tengo entre manos estos dias.
Hace tiempo se publicó en libertonia este texto
http://libertonia.escomposlinux.org/story/2004/6/4/12518/28489
que pretendía echar una mano a quienes traducimos y a quienes revisamos manuales y textos técnicos. Toda ayuda es poca pero he recurrido a esto en muchas ocasiones para explicar los peligros de la traducción literal. Entre otros.
Sé que este es un tema espinoso y es muy posible que alguien se me enfade, pero creo que es necesario aclararlo. Nada más lejos de mi intención desanimar a nadie y mucho menos ofenderlo pero un texto que nos llega para revisarlo puede darnos mucho más trabajo que si tiramos directamente del original (al que nunca hemos de perder de vista) y además tanto trabajo puede no valer para nada.
Una traducción nunca será perfecta y por más que se busque el sentido de forma inteligente siempre se nos escapará algo. De todos modos estamos traduciendo documentación, no a Boccacio, así que no hace falta dejarse las pestañas y perder el sueño con cada frase para hacer un buen trabajo. A los hechos me remito: hemos recibido trabajos excelentes que además no necesitaban apenas revisión y en ciertas ocasiones ha llegado de forma muy rápida. Tiempo, ganas y talento, qué bueno es ver eso reunido en el mismo sitio 🙂
Traducir -aunque sean manuales- no es fácil, pero a determinado tipo de personas -entre las que me incluyo- les resulta gratificante. Aprendemos sobre lo que traducimos, aprendemos inglés, aprendemos a conocer los recovecos de nuestra lengua, aprendemos un poco más a contrastar ideas y a defenderlas sin pensar que el otro es idiota solo porque no le convencemos y además ayudamos a otras personas en el espinoso trance de “tengo que leer el manual para poder hacer X”.
No sale bien a la primera, ni a la segunda, ni generalmente a la sexta. Revisando textos antiguos estoy encontrando (lo que yo creo que son) atrocidades que yo perpetré cuando era un alevín, perdón, cuando era aún mucho más alevín de traductor, cosa que espero seguir siendo durante mucho tiempo porque mantiene el ojo avizor en lo de juntar palabras. Es un proceso empírico, cuanto más se hace mejor se hace, siempre y cuando se trabaje con cabeza y buscando el sentido, no el calco palabra por palabra.
Traducciones literales.
Las traducciones literales son a la traducción lo que “windows me” es al software: “Uyyyyyyyyyyyy….. casi. Pero no. Bueno, definitivamente no. Vamos, que no”. El ejemplo que viene al principio del enlace que he puesto al principio de este correo es genial.
* When a package is removed, it may not be replaced with an older version.
– Pésima traducción:
Cuando un paquete es removido, quizás este no sea reemplazado con una versión vieja.
– Mala traducción:
Cuando un paquete es quitado, quizás este no sea reemplazado con una versión vieja.
– Correcta:
Cuando se elimina/quita/desinstala un paquete, (éste) quizás no sea
reemplazado/sustituido con una versión más antigua.
A escribir se aprende escribiendo y leyendo. A traducir se aprende traduciendo, leyendo (en ambas lenguas) y discutiendo mucho con uno mismo y con otros; para eso tenemos esta lista de correo. En esta lista se discute bastante cuando hay ocasión y espero que discutamos muchísimo más.
Las lenguas no son como las matemáticas, como puede explicaros con temblores en las manos, la piel reseca, el cabello quebradizo y la mirada perdida cualquiera que haya intentado desarrollar esa idea genial de un software que traduce cualquier tipo de texto. Cada vez lo hacen mejor, pero creo que falta mucho para esos programas hagan un trabajo medio decente. Los traductores somos insustituibles de momento. Demostrémoslo. Para traducir “removed” por “removido” vale una máquina que sabe contar del 0 al 1 y vuelta al 0. Nosotros sabemos contar hasta mucho más lejos y, lo que es más importante, podemos darnos cuenta de que es momento de parar y hablar con el de al lado 🙂
Entre los textos que he revisado he tenido ejemplos insignes de traducciones literales ferozmente defendidas -¿te acuerdas, Juanillo, qué peleas? 🙂 – que han acabado (en muchas risas con una cerveza en la mano *y*) por dar en traducciones que han ido a parar al cvs tras cambiar dos comas, un espacio y algún “acute” despistado. Aprovecho: Juan, traduce, que lo llevabas “mu” bien 🙂 Me vienen a la mente muchos otros traductores que lo han sido y lo son. Ellos saben quienes son y espero que se den por recordados, saludados y convocados porque casi todos siguen siendo miembros de esta lista y todos siguen haciendo la misma falta (mucha.
Registros personales.
La documentación de FreeBSD intenta tener un registro homogéneo. No existe el texto neutro, sin color, sin rastro de quien lo escribe, pero se puede intentar: las páginas man casi consiguen esa asepsia, aunque hay de todo como en botica. Al traducir debemos ser lo más fieles posibles al sentido del original, respetar en lo posible los términos y cuando es posible intentar lucirnos y mejorarlo. Ese es el clímax del traductor, generalmente falso y que cuando sucede (milagro, prodigio entre prodigios) resulta ser una victoria solitaria en la que nadie, salvo quizás otro traductor, reparará jamás. Yo ahora leo a veces textos traducidos para ver la traducción, no para leer el texto. Pero yo es que tengo mucho vicio.
Los registros personales son, por tanto, excepcionalmente raros en la documentación de FreeBSD y son muy poco comunes en las traducciones, aunque siempre se cuela alguna cosa. Por si acaso, y para mantener el tono general de un artículo o de un capítulo, suelo comenzar *y* *terminar* a revisarlos de una sentada: empiezo y acabo. En más de una ocasión he estado más de 10 horas seguidas con un capítulo especialmente duro de roer. No el original, no, la traducción. Es por esto que me estoy extendiendo tanto. Todo tiempo que dedique a explicar esto con pelos y señales espero que sea por el bien del resultado y de mi vida en general, por qué no decirlo. Pasar diez horas revisando una mala traducción -aun hecha con toda la buena intención- hace que cualquiera empiece a pensar que quizás debería dedicarse a obligar a la gente a que aprenda inglés. Pero no son los registros personales los que me han tenido más de una vez encadenado a mi silla. Llegamos al espeso campo de minas de
Los localismos.
De vez en cuando sale a relucir que la documentación que pretendemos traducir estará en castellano/español de España. Para no mentar a la bicha suelo poner que está en es_ES.ISO8859-1 y listo. Para evitar susceptibilidades no suelo ponerme muy pesado con el tema. Lo digo como si hablara de otra cosa, casi de soslayo, y sigo con otra cosa.
Leyendo algunos correos se ve que el autor es del otro lado del océano. Sobre el hecho de que eso se note en el correo no tengo mayor problema -muy al contrario[1]-. Donde sí que puedo tener un problema es en la traducción. He tenido largas discusiones con gente de diversos sitios de América del Norte, Central y del Sur[2] sobre si tal o cual palabra, giro, expresión o término es válido o no. En ningún momento entro en si está bien o mal dicho, porque eso es muy arriesgado. Lo que sí intento que esté muy claro es lo que es *válido* para nuestra documentación, esa que está en es_ES.ISO8859-1.
No he hablado lo suficiente con personas de *todos* los paises de América, pero sí que les he leído, les leo y les leeré y en base a esto creo que en algunos textos que nos llegan para su revisión hay muchas palabras que allí son de uso común en jerga técnica o incluso en el habla más común.
Me preocupa mucho que alguien pueda tomarse esto que digo como una muestra de comportamiento prepotente-imperialista-europeo-tonto-del-culo. Aunque yo sepa que no es así. Siempre hay quien se lo pueda tomar por ese lado y por eso yo animo a quien crea que su variedad dialectal (posiblemente con muchos más hablantes que la mia) merece una rama propia de la documentación por favor que lo haga, que lo lleve adelante. No intento desanimar a nadie. Solo intento no tener discusiones estériles y que la gente se enfade conmigo porque el tataratataratataratatarabuelo de mi tia fue misionero o mi tio abuelo segundo se refugió en Aguas Calientes y mira ahora con las que le vengo.
Todos sabemos que eso que llamaban el “español neutro” no existe. No hay forma de encontrar un camino intermedio que no resulte chocante a nadie y es por esto que nos aferramos a nuestro es_ES.ISO8859-1 con teclas y dientes. Y yo, como responsable último de que lo que se suba al cvs de la documentación sea lo mejor que puedan dar nuestras entendederas tengo la obligación de preparar alguna arenga como esta de cuando en cuando.
No estoy cerrando la puerta a nadie, estoy intentando explicar de forma lo más amable y clara posible cierto conceptos que en demasiadas ocasiones he tenido que escribir de distintas maneras de forma personalizada. Con “demasiadas” no quiero decir cinco ni cincuenta. De hecho son más cinco que cincuenta, pero en cualquier caso *demasiadas*.
Si no fueramos tan estrictos con esto, si yo no fuera tan talibán para estas cosas, hoy dia tendríamos el handbook completo traducido. Es posible que incluso tuviéramos la segunda revisión íntegra del handbook. Pero tendríamos la mitad de los capítulos en simil-castellano (copiar-pegar del traductor automático N), unos cuantos en castellano, unos cuantos más en mexicano, dos en argentino, uno en chileno, tres en cubano, uno en nicaraguense y dos en algo que ni en la facultad de filología hispánica de Alcalá de Henares con todos los sesudos que dan el Premio Cervantes puestos en fila hubieran podido saber de dónde diablos venía; ni qué carajo quería decir, dicho sea de paso.
Como curiosidad para lingüístas ese handbook sería una joya. Como rompecabezas para los arqueólogos del siglo XXXVI tampoco sería moco de pavo (una piedra Roseta digital), pero para lo que realmente lo queremos aquí y ahora creo que estaremos todos de acuerdo en que no es lo que debemos hacer.
Aquí estamos para aprender, para hacer las cosas lo mejor posible y siempre, siempre para pasarlo bien. Como dijo aquél caminamos a hombros de gigantes, la documentación de FreeBSD es muy buena, es la guía en el proceso de aprender a dominar un software fantástico.
Porque si no la cantidad inmensa de trabajo que conlleva esto que hacemos se desvirtua en gran medida, se pierde; o como dice un buen amigo mio, “eso e’pinga”. Y aquí lo que queremos es que lo que hagamos “esté enpingao”. Que sea “pura vida”. De puta madre, en resumidas cuentas.
Un saludo y muchísimas gracias por vuestro interés en FreeBSD.
[1] Cualquiera que me conozca un poco sabe que soy un coleccionista compulsivo de palabras y palabros, acentos, hablajes, jergas, variedades de una misma rama y diversiones del habla. Y no solo en mi lengua materna.
[2] Si por cada hora escribiendo correos a cuenta de esto me hubieran dado un euro tendría un macbook pro para los dias pares y otro para los impares.