Está a punto de acabarse el plazo de dos meses dos (como los toros bravos, negros, enormes y con muy mala hostia) que el indigente, en este caso yo, puede llegar a esperar a que las autoridades implicadas decidan si dan algo y cuánto.
Eso sí, que te tenga que esperar a tí cualquiera de esas autoridades tan implicadas para que les pagues algo, verás qué risa.