Me recomendaron beber -aunque fuera un poquito- cada 20 minutos de carrera. Suelo correr media hora dos veces por semana y un tercer día he ido subiendo poquito a poco y ya ando casi en una hora, así que hay que irse tomando en serio la hidratación, porque para cuando tienes una sed de morirte ya es tarde.
El otro día me eché un cinturón de hidratación. El segundo cinturón de hidratación, porque ya tenía otro. En esto también se aprende mirando, preguntando, gastando pasta y sobre todo metiendo la pata y convirtiendo los errores en aciertos. Mi primer cinturón de hidratación es de los que permiten transportar una sola botella, una y grande como decía aquél (aquél miserable). Bueno, a lo que estamos Fernanda. Este es el primero que pillé:
Los bolsillos son perfectos, uno para colgar las llaves (lleva un mosquetón interno chiquitito para que no se pierdan) y otro para el móvil, algo de pasta, en fín, para lo que uno suele necesitar bolsillos al salir de casa. Lo de la botella grande en mi caso es perfecto para patear monte, pero correr con un kg dando botes en el lomo no es mi idea de ir a correr. Además creo que tiene una superficie de contacto con el usuario demasiado grande para correr con calor, que es justamente para lo que yo lo quería: correr con calor.
Total, que tengo un cinturón de hidratación (así se llama el bicho) para ir al monte y otro para ir a correr. Es una cosa que los de Salomon llaman trail belt, tiene tres botellitas pequeñitas que suman un total de 750 cl. de capacidad y que puedes ir colocando a voluntad. Lo que me gustó de este cinto es que puedes sacar las botellas con una sola mano. El bolsillo es minúsculo, para meter geles y poquito más, pero mira, el móvil tampoco hace falta siempre.
Ayer salí a correr y se me iba alojando a cada paso, las botellas iban chocando entre ellas y al final casi lo tiro a tomar viento. Hombre, me lo dejaron a buen precio porque eran rebajas y además está descatalogado, pero no es plan tirarlo por ahí a la primera de cambio.
Hoy he ido a una tienda del ramo y resulta que estaba mal montada la cincha. Un alivio. Mañana vuelvo a probar qué tal me manejo con varias botellitas, el cinto, las mallas (qué comodidad, qué verguencilla da ir por la calle vestido así pero qué cómodo se va) y toda la pesca.