El sábado me llevó Marta a un concierto muy apañado. Yo ni me acuerdo de cuándo fue el último concierto en el que estuve, pero Marta sí porque también me llevó ella y se conoce que lleva la cuenta, fue el de Jorge Drexler y Jabier Muguruza.
Por suerte este concierto no estaba lleno de chicas cantando, así que fue aún mejor 😀
A 7 años de su apertura todavía no había estado en Hell Dorado (ya me vale, sí). Valió la pena el largo paseo, el llegar con mucha antelación, el ir a cenar, el volver de cenar y el concierto en sí.
En Vacazul ya se notaba que el Jairo este sabe hacer canciones, a veces escribe cosas que me gustan y sobre todo que canta bastante, pero en este grupo se nota todo esto todavía más. Vamos, da igual que las canciones sean suyas o versiones. No hay más que escuchar la de Llorona).
El concierto comenzó con una canción a guitarra y voz que dejó a todo el mundo petrificado. Consigue la atención de la gente como los buenos, desde abajo.
Unos musicos fantásticos (a la batería, al bajo y al renacimiento, tal y como los presentó, porque hay un tormpetista con él que toca todo, todo, todo). Por desgracia estaba cansadísimo y no pude disfrutar del concierto como me hubiera gustado (no es que quisiera hacer moshing, pero tampoco es plan de estar hecho leña).
Hubo un detalles que me gustó mucho. Tras dos bises Jairo casi rogó que les dejaran marchar porque tenían ganas de socializar. Ya había presentado una canción como incluida en el CD que ya tendréis todos y si no lo tenéis lo podéis comprar luego. Bueno, en contra de la costumbre del oficio, este hombre acaba de tocar y sin pasar siquiera por el paquestéis se baja por enmedio del escenario y se mete entre la gente para llegar al puestecito que habían montado junto a la puerta de salida y se pone a vender camisetas y a firmar discos.
Esto es excepcional porque normalmente los músicos necesitan recuperar oxígeno (o toxinas, en la mayoría de los casos que conozco lo que recuperan son toxinas) nada más tocar. Luego sí, luego salen todos como toros del toril, se beben todo y más y hablan con todo cristo, pero no es normal acabar de tocar y meterse a hablar con la gente. Y más si se es tan alto como este hombre y tan tímido como me pareció que era este hombre. Parece interesarle muchísimo qué le ha parecido a la gente.
Yo no te veo hacer moshing. Para eso tienes que recuperar toxinas. 🙂 La música está guay, a mí también me encanta.
Pues en efecto, desde que jairo empezó y en todo lo que he podido seguirle he disfrutado y mucho de su talento.
Además de eso, es una persona sorprendentemente cercana y humilde.
En fin, lo que vulgarmente se conoce como un crack.
No, no, vulgarmente a eso se le llama la hostia puta o quizás la leche en bote si uno está ante audiencias delicadas 😀