Al leer comentarios en meneame.net caigo en la cuenta de repente de que hay quienes cuando ven a uno tirado en la calle cree que siempre ha estado ahí así. Que es lo que quería ser cuando era pequeño. Yo a este hombre lo traté de muy joven, me lo fui encontrando cada tantos años y luego lo volví a tratar bastante cuando ya estaba encarrilado en cómo ha terminado, pero en medio de todo eso fue muchas más cosas. Ya lo he dicho. Lo que no recordaba y ahora sí recuerdo es su relación con la espeleología. Y es extraño que no me acordara porque conozco a todos los que hablan de él en la web del club de espeleo que él mismo ayudó a fundar (http://clubabismo.blogspot.se/2013/03/in-memoriam-pedro-millana-coca.html). Me van viniendo más detalles a la memoria y este tío estuvo en uno de esos grupos de espeleo-socorro compuesto por gente lo bastante formada, generosa y valiente para estar dispuestos a ser llamados cuando había espeleólogos atrapados en una cueva.
Estas cosas no nos pueden pasar a cualquiera, es cierto. No es una mala racha. Para acabar así hay que estar jodido durante mucho tiempo y luego de ahí se va pasando a estar muy jodido. Y los porqués son muy largos de explicar. Todos los casos son especiales si se acerca uno lo suficiente.
Nos acordamos de él los que le conocimos de críos, los que le trataron como mecánico, los que le trataron como espeleólogo, los que trabajamos con él y los que le tratamos cuando estaba cada vez más perdido.
Y ahora mismo puedo nombrar a muchos, muchos que se merecían esto mucho más que el Perico. Y a la mayoría no le va a pasar nada ni remotamente parecido. Y alguno de esos cree que un escrache es lo peor que le puede pasar en la vida.
Foto: Chema Sánchez