Publicado en Mugalari.info el 25/05/2015: https://mugalari.info/opinion/el-himno-del-cinematografo-resuena-en-el-sur-del-norte/
El otro día un amigo fue al cine con una del norte. No de este norte de cuchufleta que es la línea Oslo-Estocolmo-Helsinki que representa el norte (o uno de los nortes posibles) para nosotros, los del sur. Hablo del norte verdadero, ese en el que la gente se construyó sus casas de madera con sus propias manos hasta hace muy poco (muchos todavía lo hacen), donde la calefacción nunca ha funcionado con combustibles fósiles y donde todavía hay muchas casas sin baño tal y como lo conocemos, pero seguro que hay sauna.
En el norte las proporciones y las distancias marean a los del sur. Hablo de más de mil kilómetros al norte desde Estocolmo y desde ahí ocho horas de coche.
En este norte la gente habla finés y si avanzas otro poco hacia el este solo ruso. La casa familiar no tiene jardín. Tiene bosques (no se si varios o uno muy, muy grande) y por lo menos un lago digno de tener nombre, pero seguro que hay más de uno.
En verano tienen varias semanas de luz solar ininterrumpidas y en invierno la noche dura meses. El clima y el sitio donde vives imprime carácter y esta gente lo tiene.
Total, que al cine con una nativa del norte.
“Háblame antes de la película y después de la película, pero no durante la película”, dijo ella. Y mi amigo, bien mandado como es él, así lo hizo.
Cuando la película terminó dijo mi amigo a su acompañante:
– Oh, la gente abandona la sala sin cantar.
– ¿Sin cantar? Dijo la nativa del norte con su perfecto acento de la costa Este de los Estados Unidos de América.
– Sí. Nadie canta al acabar la película. Esto es muy chocante – abundó mi amigo.
Y pasó a explicarle que el cine llegó muy recientemente a nuestro país. La cinematografía (”imágenes en movimiento” palabra por palabra) marcó un hito en nuestra cultura y para representar su enorme impacto y nuestro respeto a sus creadores (y a los héroes que nos lo trajeron, seguramente afrontando grandes peligros) el público, una vez terminada la proyección, se pone en pie, pone su mano derecha sobre el corazón (las mujeres en el centro del pecho porque somos un poco mojigatos para esas cosas “ya te irás dando cuenta”, agregó, arriesgando un poco si se me permite el inciso) y cantan lo que tradujo como “Cinema Anthem”, que en castellano suena mucho mejor porque es “El Himno del Cinematógrafo”.
No se lo creyó, pero parece ser que se echaron unas risas. Qué mejor cosa para hacer una noche con tormenta solar en el sur del norte.