Publicado en Mugalari.info el 10/04/2019: https://mugalari.info/opinion/al-sembrao/
¿Qué se hace cuando ves a un amigo repitiendo el mismo error una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez?
Cuando ves que va de cabeza a darse con la misma pared, tras tropezar con la misma piedra. Y allá que va otra vez el tío. Que bien sabe él que por ahí no es, salvo que busque darse otra vez con la misma pared. Y además, más fuerte. Porque cada vez se las da con más ganas, que no se sabe de dónde las saca. Ay, si le pusiera las mismas ganas a otras cosas. Pero no.
¿Es parte de ese peso que llamamos educación judeocristiano que es la losa católica que muchos llevamos en la mochila, aunque sea en trozos, el ir por ahí rescatando gente? ¿No entenderemos nunca que se puede rescatar a alguien de un peligro, de una idea, incluso más de una vez, pero no se puede rescatar alguien de sí mismo?
¿A partir de cuántos amigos diciéndote que te vas al “sembrao” puede uno empezar a considerar que efectivamente se está uno yendo al “sembrao” y eso a lo mejor no es bueno? ¿dos? ¿siete? ¿Doscientos quince? ¿Quién tiene doscientos quince amigos que le digan las verdades? ¿Y siete? ¿Y dos?
¿Es verdad que a partir de un cierto momento en la vida entramos en razón? ¿Es verdad que nos alcanza el sentido común, aunque lo rehuyamos?
Porque después de que salgan las muelas del juicio no es, eso seguro. Y después de que te las saquen todas tampoco.
Quien tiene amigos que quieren que les vaya mucho mejor de lo que les va ¿alcanzan con el simple paso del tiempo el derecho a reclamar la soberanía personal, el poder decidir por sí mismos que sus errores son suyos porque son decisiones y las decisiones, como las opiniones, son libres? ¿A partir de qué punto puede esa persona renunciar al privilegio de preocupar a otros y saltar al vacío, poder seguir haciendo el tonto pero ya sin público sobrecogido?