Señales suecas: cuéntamelo todo

En Suecia adoran poner carteles. Con mucho texto. Nada de carteles con iconos. No. Texto. Cuanto más mejor. Y los colores a poder ser que no indiquen nada. Eso de ROJO = EMERGENCIA es cosa foránea que no hay que tomar en consideración, parece.

En Suecia las artes marciales son un deporte gigantesco. Es muy posible que la mitad de la población entrene o haya entrenado algún tipo de Arte Marcial a lo largo de su vida y la mitad de esa gente lo sigue haciendo.

Del mismo modo que en los 70 y 80 el karate, el judo y el tae kwon do arrasaron en toda Europa Occidental, en Suecia sucede algo parecido con el Brazilian Jiu Jitsu (BJJ) y las Artes Marciales Mixtas, o MMA en sus siglas en inglés.

Siendo como son las Artes Marciales tan fáciles de encontrar, son un deporte muy barato debido a la alta competencia que hay entre las decenas de gimnasios, que en Estocolmo suelen ser sitios muy bien montados.

Dado que en Suecia habla un inglés aceptable hasta el gato entrenar cualquier cosa es una de las actividades que el expat debe acometer cuanto antes. Es bueno para la salud, es posible conocer gente (al lentiiiiiiiiiiiiiiisimo ritmo sueco, pero conocer gente) y en general es bueno para la salud.

Un amigo mío, al que llamaremos mi amigo, decidió comenzar a entrenar Krav Maga, ese sistema de defensa personal israelí basado en la eficacia y en resolver la situación cuanto antes. En Suecia hay muchas escuelas y escuelitas donde se puede aprender y en todas parece combinarse con una especie de aerobic para bestiajos, así que uno aprende unas cuantas cosas mientras que se pone y/o mantiene en forma.

Tan ricamente.

Allá que fue mi amigo el primer día a probar la cosa esa. En el vestuario había ducha, pero no retretes. Una cosa de esas suecas, seguramente. Mi amigo, según su relato que supongo fidefigno, necesitaba vaciar la vejiga antes de entrenar por lo que suceder pudiera y vio que el vestuario tenía dos puertas. Esa por la que él había entrado y otra con un letrero verde con mucho texto en grandes letras blancas. Con mucho texto.

Mi amigo abrió la puerta de lo que creyó el acceso a los servicios. Una alarma comenzó a sonar, acercándose gradualmente al cataclismo sonoro.

Tras él, una voz dijo:

That´s an emergency exit, man.

– Ahá, pensó mi amigo. El listo que todo lo sabe también ha enviado a uno a este vestuario para que me avise de las consecuencias de mis actos después de que haya hecho algo.

You need to go to the reception; go say them to switch off the alarm.

Y allá que fue mi amigo vestido apresuradamente. Y allí confesó ser el autor del desaguisado. Y apagaron la alarma.

Volvió al vestuario y tras él entró un tipo con camiseta llena de músculos como un calcetín lleno de melocotones. Uno de esos tipos que gracias a tener un tercer párpado como los gatos pueden mirarte fijamente durante 5 horas sin llorar. Y hacerte llorar a tí. El Tipo Muy Intenso empezó a escupir palabras como si disparara postas, pero las escupía en sueco, así que mi amigo levantó la mano y dijo:

It was me… yes… the door… I´m so sorry, I don´t understand any Swedish. I´m so sorry. It won´t happen again

That´s an emergency exit. Dijo el Tipo Muy Intenso.

Yes… Now I know. I am very sorry

OK then… dijo el Tipo Muy Intenso.

Y se giró, camino de la sala donde tenía sudando y saltando pero a raya a 30 ó 40 bestiajos y bestiajas sudando tinta. Y en los 220 cm que había entre paletilla y paletilla del morlaco mi amigo pudo leer INSTRUKTÖR.

Y sí, ahí fue cuando mi amigo se cagó por la pata abajo.

Y así es, queridos lectores: las señales suecas son el equivalente de: Esta es una salida de emergencia. Solo debe abrirse en caso de emergencia. Podría usted estarse preguntando qué es exactamente una emergencia. Excelente pregunta. Una emergencia es, según los expertos que puede encontrar citados en el apéndice 17 de este cartel, etc, etc, etc

Más sobre este y otros choques culturales en próximos episodios. Supongo.

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Yo pensaba que mi padre estaba loco y resulta que es que era vasco

Cuando emigras a una cultura que no conoces bien y además emigras a un sitio donde hay gente de todas partes al despiste natural del que está fuera del tiesto se le añaden varias capas muy interesantes. Muy interesantes para el que le gusten estas cosas, claro.

Hay gente que lleva aquí desde niño (algunos aprendieron la lengua de sus padres en Suecia), hay mucha gente que está aquí tras ir dando tumbos más o menos voluntarios por uno, dos o siete países anteriores. Hay gente que está aquí porque su pareja es de aquí o decidió vivir aquí por la razón que fuese. Así a bote pronto estos son tipos muy habituales de gente que uno se va a encontrar en Estocolmo entre gente que es de otras partes de Suecia y luego esa gente extraña, la gente de Estocolmo de toda la vida.

De lo que yo quiero hablar es que a veces no sabes si estás ante un choque cultural o estás ante alguien que hace algo raro para ti porque es raro para todo el mundo y punto. A santo de esto viene el título de esta entrada. Anécdota al canto:

Un amigo cubano es hijo de vascos de Markina (Bizkaia). La típica historia: Pelotari de Markina viaja por el mundo debido a su oficio, pelotari de Markina juega en Miami, pelotari de Markina juega en Cuba, pelotari de Markina se encuentra con que en Cuba hacen la revolución, pelotari de Markina que dice “mira, para como están las cosas con el hijo de puta de Franco allá me voy a quedar en Cuba y ya iremos viendo. Lo típico.

Mi amigo siempre había pensado que su padre estaba loco; él y toda la gente que trabajaba con él. El pelotari de Markina acabó convertido en mecánico de helicópteros militares y se tomaba su trabajo a lo vasco. A tope. Trabajar es excelente, es lo mejor del mundo, soy responsable de que estos aparatos y van a volar mecaguendios que si van a volar.

Total, víctima de esa manía de trabajar que yo llamo enfermedad mental y me miran raro allí cuando lo digo, el padre de mi amigo tenía fama de raro, de muy raro, de loco. Y su propio hijo estaba convencido también hasta que visitó Euskal Herria y se dio cuenta de que su padre no estaba loco, que resultaba que era vasco.

Esto me pasa a mí: a veces no se si son formas de ser influídas por el origen o es que el frisio es un bobo, la lituana es más cerrada que un huevo, el mongol no sabe decir que no y el húngaro es un adicto al trabajo que me va a buscar la ruina.

Nota: no trabajo con nadie de Frisia, de Lituania, de Mongolia ni de Hungría, pero intento poner un ejemplo colorista.

En fin, diariamente tengo situaciones de este estilo, pero me he dado cuenta de que es mejor esperar un poco a comprender qué carajo ha pasado, así que ya iré contando las que pueda contar.

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I´m an analphabet again. Google Translate Tribulations.

This is a text message I received telling me that I could pick up a package sent to me in the ICA supermarket near my house:

Paket från wareco international ab finns nu hos ICA Nära skarpnäck. Visa leg. Bud visar bådas leg.

And this is the English translation I got from Google Translate:

Packages from Wareco international ab is now in ica Close skarpnäck. Show leg. Bud shows both their leg.

Who is Bud? And what is his role in this matter? Should I swing by the ICA to pick up my package? Should I wear fishnets in case I have to show my legs too, as the friends and/or associates of Bud?

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El inglés en Suecia

Ya he hablado antes en este sitio sobre el inglés de los suecos y mi inglés entre los suecos.

Uno de los primeros síntomas chocantes de vivir en otro idioma (y de empezar a aprenderlo realmente, no solo entender lo que uno lee y usar subtítulos en inglés) es que he empezado a soñar en inglés.

A veces lo hago tan bien que ni siquiera entiendo lo que estoy soñando, pero no hay problema porque mientras me levanto y voy a echar un trago de agua voy hablando conmigo mismo en inglés.

Ahora solo me pasa dos o tres veces por semana, pero llegó a ser cosa de todos los días.

Es buena señal, pero como la cabeza tiene una capacidad limitada (grande, pero finita) creo que lo que entra hace hueco sacando otra cosa. Tempo en primer lugar por el euskara, que ocupa mucho espacio porque lo necesita pero que no uso con la frecuencia necesaria desde hace años (curiosamente lo escucho y lo uso más en Estocolmo que en Gasteiz, pero esa es otra historia) y así es como uno lo pierde. En segundo lugar temo por el castellano, que es la única lengua en la que se cómo se dice y cómo se llama practicamente todo, una cosa muy útil que descubres cuando tienes que sobrevivir con unos miles, unos cientos o un puñado escaso de palabras mal dichas.

Un amigo que vivió en Inglaterra me dijo que allí le recomendaron que si quería aprender inglés bien que se fuera a Suecia. No me extraña. Y he visto información sobre cursos y hay de todo y para todo tipo de gente y finalidades. Hay incluso más variedad que para aprender sueco.

Aprender sueco. Ese es otro cantar. Anda, que cuando empiece a soñar en sueco sin entender una puta mierda verás tú qué risa.

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Los acentos y los suecos

En Suecia la gente tiende a aprender idiomas bien. Inglés por supuesto, pero otros también. El nivel de penetración del inglés es enorme (aunque los carteles y la publicidad es menos frecuente en inglés que -curiosamente- Madrid), pero más de una vez me ha pasado que la jovenzuela que está trabajando en el supermercado tenía mejor nivel de inglés que yo. O al menos mejor nivel de inglés en las tareas de su incumbencia en el supermercado, eso también puede ser.

Ayer estuve hablando con bastante gente desconocida (en otra ocasión hablo sobre la facilidad o no de pegar la hebra en Suecia) y me contaron que hacia los 13 años te dan a elegir para aprender un tercer idioma. La gente que tiene padre, madre o ambos de otro sitio lo tienen un poco más fácil porque quizás puedan reforzar lo que traen de casa más o menos aprendido (que no todo el mundo aquí es capaz de expresarse mínimamente en la lengua de su/s padre/s, las cosas como son), pero quienes tienen padres y abuelos que les hablan en sueco pueden elegir entre el francés, el alemán y el castellano.

Es curioso qué cosas sabe decir en castellano la gente que no sabe castellano. En una proporción muy alta saben decir Dos cervezas, por favor . Dos casos me mostraron la rareza de Por favor ¿Dónde está la salida?, algo que yo hubiera sospechado que está en el nivel Proficiency de un idioma. Y luego están los que solo saben decir procacidades.

De todos modos en Estocolmo hay muchísima gente descendiente de castellanoparlantes y además mucha gente ha vivido o estudiado en sitios como Chile, así que hay mucha gente que entiende y habla castellano muy bien en alguna de sus variantes.

Ya me ha pasado más de una vez que me diga alguien Hablo un poco de español y pensar Pero pedazo de hija de puta, si hablas como si fueras de Salamanca ¿Un poco?. Hay gente que ha vivido unos cuantos años en algún país latinoamericano, hay quien lo aprendió de su pareja y hay quien estuvo cuatro meses aquí o allá y aprendió. Y lo cuenta y se queda uno hecho una mierda, claro.

Es curioso además que sepan mucho o poco tienden a hacerlo lo mejor posible. Supongo que es algo cultural.

Pero lo más alucinante es el inglés. En Estocolmo hay muchísima gente con uno o ambos padres de origen extranjero, eso cuando no son extranjeros todos en casa. Esto hace que no puedas adivinar de dónde es nadie por sus rasgos. De hecho puedes asumir tranquilamente que cualquiera, tenga los rasgos que tenga, es más sueco que ABBA.

En mi trabajo se usa el inglés como lengua oficial y se añade otra capa más a la cebolla de mi despiste porque los suecos no solo aprenden inglés de puta madre sino que clavan el acento con tal entusiasmo que de verdad llegas a pensar que no son suecos. Ese es el nivel buscado por muchos y alcanzado solamente por una parte del total, así que puede uno jugar a las adivinanzas, cagarla y de paso ser un tipo amable que destroza el inglés pero al menos valora que otros alcancen ese grado de maestría aprendiéndolo.

Hay unos cuantos de mis compañeros que tienen acento británico. Uno tiene hasta objetos en su escritorio que anuncian que es un hammer, hincha del West Ham. Desde el primer momento pensé que era inglés por la cosa del fútbol, algunas prendas que lleva y sobre todo el acento. Hasta que le oí hablar en sueco.

Hay otro que tiene un acento de EEUU perfecto para mi oído (que no es el mejor). Giros, acento, bromas, todo. Raras veces tengo que pararle con alguna palabra que me haya pasado.

Por suerte para mí, los suecos suelen tener una paciencia enorme con los problemas de los demás a la hora de expresarse en una lengua que ellos sí dominan.

Es una gozada. En un mes he aprendido más inglés que en años. Y no es solo por tenerlo que hablar a diario (que también), sino porque el que escucho durante horas al día suele ser excelente sin dejar de ser natural. Y el que es un cachondo en su lengua materna sigue siéndolo en otra diferente. Y cachondos hay en todas partes.

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Good Police work. Good police work

La estación de metro en la que me bajo para ir a trabajar es pequeña pero tiene la particularidad de tener muchísimas entradas y salidas, todas muy juntas. Así se entiende que cada día de la primera semana apareciera por una salida diferente. Así conozco el barrio, sí. Y veo cosas.

El tercer día de trabajo salgo por la salida aleatoria de turno y según doblo la esquina veo una banda de plástico de las que pone la policía que cortaba la acera. Al fondo un coche en la calzada con las luces azules puestas. Frente al morro del coche dos agentes de policía dando la espalda a la fachada del edificio y al trozo de acera que había aislado con la banda, que bien podía tener 6m de ancho y 20 de largo. Toda la acera estaba llena de cristales que seguramente venían del agujero de medio metro de diámetro que habían hecho en la luna reforzada de una tienda de Streetwear que hay ahí, con ropa ancha en plan hip-hop, tablas de skate, mucha gorra, esa onda.

Lo alucinante era que en el suelo, tras los policías, parecía haber ocho tíos con la boca pegada al suelo y los brazos extendidos.

Lo primero que pensé (debido a que poco a poco el inglés se me está metiendo en la cabeza pero sobre todo a que tengo más imaginación que un niño que no calla) fue Fucking shit, dis gotta be some Swedish fuckin’ ninja black operieshan.

Y no deja de tener su guasa porque la policía sueca tiende a no andarse con mucha tontería, pero cuenta entre sus filas con amapolas como las que aparecen en este instructivo vídeo:

Total, que me acerco a ver qué era la cosa y resulta que los abnegados agentes habían colocado todos los maniquíes de la tienda con mucho cuidado uno junto a otro delante de la puerta. ¿Para qué? Ni idea.

Me arrepentiré durante mucho tiempo de no haber pedido permiso para hacer unas fotos de la escena. Mucho, mucho tiempo.

Pero vamos, que yo me alegro muchísimo de vivir en un sitio donde la policía no es peligrosa, inquietante, amenazadora o incluso letal por defecto.

Y por eso al buscar fotos de la policía sueca ves reparto de hostias y tíos machotes acorazados, pero ves también fotos como la que ilustra esta entrada.

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Preparación para el invierno

Este año está tardando bastante en llegar el invierno de verdad, aunque hace cuando llegué hace un par de semanas la máxima era de 1 y las mínimas de -5. En Estocolmo no hay mucha variación de temperatura entre máxima y mínima, algo que hace bastante difícil la vida cuando hace frío de verdad pero también convierte algunas semanas del verano en maravillas con 20 horas de luz al día y una temperatura rondando los 21 grados.

Pero todavía falta para eso, ya digo; aun no ha entrado el invierno a pesar de estar casi en diciembre, pero para el jueves dicen que ya viene nieve. Otros años ha empezado a nevar ya para finales de octubre y aunque Estocolmo no está en la parte verdaderamente fría del país y estemos al lado del mar siempre hay que prepararse un poco. Hay preparación material y hay preparación mental, que es la más difícil incluso teniendo experiencia con el frío, la humedad y sobre todo la falta de luz.

Vitamina D

La vitamina D necesita luz para ser sintetizada. Si en invierno se hace de noche a las 3 y media de la tarde tenemos el problema de que cuando entras a trabajar es de noche y cuando sales, aunque salgas a las 16h (nada extraño) ya es de noche otra vez. La fuente tradicional de vitamina D de muchísimos escandinavos es el pescado. En Noruega e Islandia tienen una media de consumo de pescado similar a la de los japoneses. Quien me conozca sabe que para mí eso no es una opción muy razonable así que me he enterado de unas cápsulas (de venta también en farmacias, más baratas) con vitamina D concentrada que la gente toma diariamente.

La gente habla de cuando te deprimas no de si te deprimes por la falta de luz, así que toda precaución es poca para atenuar el impacto.

También he oído a los veteranos que el peor invierno no siempre es el primero, que hay que estar atento al segundo o incluso el tercero, cuando todo ha dejado de ser una sorpresa y puedes tener un día completo de total rutina y aburrimiento, la cuadragésima noche consecutiva y un bajón de vitamina D. Y caes.

Estaré atento. Por la cuenta que me tiene.

Ropa interior de lana

Grandísimo invento. En Madrid por lo visto hay una tienda donde venden material para expediciones árticas donde venden estas cosas. Aquí está en cualquier tienda de deportes al aire libre y todo el mundo lo usa. Son camisetas de manga larga o corta, boxers, calzoncillos largos o piratas y también calcetines de lana de oveja merina. Es un material finísimo y muy, muy ligero y no solo te abriga y te aisla de la humedad exterior, sino que la lana se encarga de que no te cuezas en tu propio jugo si entras en un sitio más caliente. No sabía qué talla usar y el de la tienda (un chico joven más o menos de mi talla) me ha dicho que él ya ha empezado a usarla y que incluso llevaba puestos los calzoncillos largos debajo del pantalón de monte (de verano) que usaba para estar en el trabajo. Le he preguntado que cuáles estaba usando y esos me he llevado 😉

Me he traído todas las camisetas térmicas (sintéticas) que tengo pero creo que al menos dos de ellas son de esas que solo puedes usar un día si sudas un poco porque hueles a cabra. La ropa interior de lana merina es famosa porque hay gente que la ha usado en viajes árticos sin quitársela para nada en 40 días con sus noches. Seguramente tanto tiempo hará que huela un poquito, pero todo el mundo cuenta maravillas. Lo de los boxer de lana merina es otra cosa que tengo que investigar, pero los únicos que he visto estaban por algo más de 30€. Todavía no hace suficiente frío para que vuelva por la tienda y diga deme dos de estos, por favor 🙂

Paseos con luz: Una de las medidas preventivas que toman muchos suecos. Hay que dar diariamente un paseíto mientras haya luz. Aunque llueva, aunque haya viento, aunque obviamente no apetezca porque menudas ganas de calzarse, forrarse de ropa, salir a coger muestras de aire siberiano y volver a trabajar. Pero hay que darlo. El cerebro agradece esa entrada de luz.

En mi trabajo hay mayoría de suecos pero estamos guiris de medio mundo en una proporción que yo creo que estará en torno al 40%. Hay gente de muchos sitios más cálidos (cosa fácil) y entre ellos destaca bastante la gente de la India. De los cuatro indios que tengo sentados cerca solo uno de ellos ha estado aquí más de seis meses, así que vio los últimos coletazos del invierno anterior.

Los suecos les intentan explicar lo que les viene encima, pero ellos están demostrando una resistencia numantina a intentar comprenderlo. Hay uno que a estas alturas (mínimas de 5ºC) llega cada mañana a trabajar como si fuera un muñeco de Michelín, con un abrigo de plumas gordísimo pero que tiene toda la pinta de ser una castaña. Este hombre dice que si sigue haciendo más frío no sabe cómo ponerse más ropa.

Los suecos les dicen que no se pongan mucha ropa, pero que se la pongan buena. Y yo creo que no lo entienden.

Como también será mi primer invierno sueco estuvimos hablando de nuestros miedos, aunque yo tengo bastante ventaja sobre ellos porque he visto mucho hielo, he visto nieve, he respirado esa niebla helada alavesa con la que notas los cristalitos entrar y fundirse dentro de los pulmones… pero salvo cuando trabajé en un almacén de ultracongelación a -27ºC no tengo experiencia con lo que es tener una máxima de -9ºC y una mínima de -24ºC como vi el año pasado. Eso es frío.

Y estos pobres no lo entienden. Les invité a salir a pasear 5 minutos conmigo cada día (empecé el viernes) y uno de ellos me dijo muy amablemente que no, que hace demasiado frío, somos de la India y hace demasiado frío para nosotros.

Un sueco se asomó por encima del panel que separa unos puestos de trabajo de otros y le dijo no, perdona, este noviembre está siendo muy, muy agradable; muy pronto vamos a tener temperaturas por debajo de -10ºC y en Estocolmo siempre hace viento, así que será mucho peor

Pero ellos niegan y ya está.

En el sitio de la cafetería/cocina donde tenemos las infusiones, azúcar, miel, sacarina y todas esas salsas cáusticas que encantan a los suecos hay botes de pastillas efervescentes de vitamina C, que es la que ellos creen que les va a mantener a salvo de los resfriados. Obviamente no les va a sobrar (a ninguno nos va a sobrar) pero creo que están reaccionando contra el frío como se reacciona contra el calor. Tranquilidad, no hacerle caso, dejar que se adueñe de todo y esperar a que se vaya porque siempre se va.

Hasta los 45ºC es calor, pero puedes soportarlo bastante bien me dijo uno.

Claro, yo calor también he pasado un poco, pero estos son unos profesionales.

Profesionales con el calor, pero el frío es muy diferente. Debes oponerte a él o te mata. Y si es frío intenso la cuestión no es si quieres o no quieres gastar dinero en una buenas botas, sino si quieres volver a tu casa y seguir teniendo todos los dedos de los pies.

Material

El mes que viene, cuando haya empezado a hacer frío y haya probado mi material, tengo pendiente una visita a una de las cadenas suecas de material para deportes y aire libre (y para poder andar por la calle en invierno). Por supuesto que unas botas, unos buenos guantes o un gorro realmente buenos no son baratos, pero aquí también hay tiendas donde hay material bueno y los precios no se van de madre del todo. Si no, siempre puede uno recurrir a alguna de las marcas locales de reconocido prestigio (por ejemplo con Haglöfs parece que siempre se acierta, aunque no es barata) o hacer como la mitad del país y gastarse los cuartos en material de The North Face.

Guantes voy a tener que comprarme bien pronto porque los míos son de golf, buenos para agua y viento y seguir teniendo tacto (puedes usar Smartphones táctiles 😉 ) pero no están hechos para este frío; la chaqueta que tengo es ligera, es indestructible y ha aguantado dos inviernos alaveses perfectamente, incluso en el monte, sin pega ninguna, pero es posible que tenga que comprarme algo para llevar debajo. Una sensación térmica de -35ºC debido al viento no la sobrelleva uno así como así.

Creo que trasluce el hecho de que estoy bastante interesado en ver qué va a pasar, qué es ese frío y cómo lo voy a llevar.

Ya me han propuesto un corto viaje al Norte en cuanto haga frío de verdad. Un amigo viene de una ciudad que tiene cerca un lago enorme que se congela, grandísimos bosques (vale, eso en Suecia no es como para asombrarse mucho 😀 ) y hacen cada año una carrera de raquetas de nieve que debe ser un espectáculo bastante interesante.

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El metro de Estocolmo

El metro de Estocolmo llama poderosamente la atención al visitante sud-europeo por el silencio que hay. He indagado a mi alrededor y es normal que haya un silencio parecido si el vagón está a reventar o si está vacío porque los suecos tienden a asumir que son los únicos que están en un sitio. No hacen ni caso a los que hay a su alrededor y agradecen enormemente que no los tengas en cuenta. Lo agradecen no haciendo caso a la gente circundante y así se cierra el círculo.

Es curioso que antes de arrancar (cojo el metro en el principio – o final- de una línea) el conductor o conductora está fuera del tren, se asegura de que no va a amputar brazos o piernas y anuncia por megafonía que el tren sale y hacia dónde.

Debe haber conductores que además meten cosas de cachondeo porque a veces la gente se ríe, pero como no entiendo nada no puedo decirlo con seguridad. En eso se parece al de Madrid, que tampoco se entiende nunca lo que dicen en megafonía.

Con el mismo tono que usan para anunciar que echamos a andar y que hacia dónde vamos (te lo dice una locución y lo puedes leer en displays, pero aun así el conductor te lo dice también) un día oí cómo regañaban a unos chavales que iban haciendo el hostia:

– Si tenéis ganas de jugar mejor marcháos a otro sitio.

Digo el chófer.

A este chófer lo sueltas en el metro de Madrid y acaba saliendo con un hacha en una mano y un extintor en la otra.

Cuesta hacerse al metro de Estocolmo porque las líneas tienen ramificaciones. La gente habla de ellas como “la verde” o “la roja”, pero la cosa se complica porque igual el punto de partida es uno pero hay tres finales posibles (el caso de “la verde”) o hay dos orígenes y dos destinos (“la roja”).

De todos modos hay trenes cada poquísimo tiempo y si estás un poco atento a los letreros llegas sin problema.

Eso sí, todo lo que tiene de impoluto, agradable y estupendo el metro en horario laboral desaparece durante la madrugada de los fines de semana. Si hubiera altavoces a toda castaña parecería una txosna; hay vagones que incluso huelen igual. A estos no les dicen nada los chóferes, claro. Total, pa’ qué.

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No tengo cobertura médica

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